LA COLECCIÓN
Al primero que maté fue a José
Alfredo. Él era el más débil de todos, trabajaba de mesero en un restaurant del
centro en el que comí un par de veces; salía de madrugada del trabajo, lo
esperé, le enterré tenedores en la garganta. Al principio lo hice por venganza,
después le encontré placer a lo que hacía, me encanta ver el vacio en lo que
antes fueron sus ojos.
Me tomó 12 años estudiar la vida
de los que jodieron la mía en la secundaria. Después de José Alfredo siguió
Jezabel, me fui a Torreón, allá vivía ella; tenía un amante, les disparé en el
cuarto de un motel, fue un dos por uno. Otra parejita de la que conservo sus
cráneos es la de Rafael y Marisol, los populares de la clase que se terminaron
casando; no tuve el gusto de asesinarlos, fallecieron en un accidente
automovilístico, sin embargo, debía cumplir mi promesa, exhume sus cuerpos y
los decapité.
De regreso en la ciudad,
disfrazado de payaso, en el tercer cumpleaños del hijo de Anahí hice llorar al
público con mi espectáculo: trucos de magia, bromas y concursos; terminó la
fiesta y la vida de Anahí, la asfixié.
Alan era un drogadicto, fue fácil
ofrecerle drogas en su casa y cortarle la cabeza ahí, en el periódico
anunciaban un ajuste de cuentas. Esa tarde fue especial, manejando de regreso vi
que unos chicos golpeaban a un joven gordo cerca de una fábrica abandonada. Mis
ojos se llenaron de ira, me baje del auto y corrí hacia ellos, derribe a uno y comencé
a golpearlo, su sangre salpicaba mi cara, dejaron de patear al gordo y se dirigieron
hacia mí, saqué el cuchillo de su funda y lo clave en el estomago del que tenía
más cerca, el otro corrió, me subí al auto y pronto le di alcance, lo atropellé.
Ayude a levantarse a Vicente, ese era el nombre del gordo, y le hice prometer
silencio, lo hice mi socio. Él platicaba la forma en que lo humillaban debido a
su sobrepeso. Yo le conté sobre la promesa que hice cuando terminé la
secundaria: coleccionar los cráneos de aquellos que me lastimaron en esos tres
años. Por supuesto no estaba sólo, tenía otro cómplice: Fernando, era el dueño
de una empresa de plásticos, siempre fue bajito de estatura por lo que recibía
apodos a diario; él financiaba los viajes y sobornaba a las personas. El cráneo
del centro pertenece a Alberto, fue quien más me humilló debido a mi origen
indígena, fue el más difícil de atrapar. Era agente de ventas en una agencia
automotriz, bien perfumado, corbata y traje a diario. Hacía ejercicio. Lo
agarré una noche que salió de un bar, iba yo de taxista, le ofrecí un precio económico
a su casa, se subió. Cambié el rumbo y se dio cuenta, fingí equivocarme, me
pidió parar y asentí, abajo me mentó la madre y me dio un puñetazo en las
costillas, a pesar de que estaba briago se defendía bien, pero pudo más mi
llave de cruz.
Amo mi colección. Mañana se
reunirán mis demás ex compañeros de la secundaria, es el aniversario de la
generación o de lo que queda de ella. Mi colección aumentará.
Hola Sergio
ResponderEliminarMe atrapaste desde el inicio. Ojala y no hagas colección con el grupo, jeje.
1. Estomago con acento en la o.
2. solo se acentúa cuando es adverbio. En este caso no lleva acento. Para que te guies cualquier cosa que puedas decir solamente se acentúa. Aunque ahora las reglas ortográficas han cambiado y ya aceptan que ningún solo se acentúe. Pero ya sabes que yo soy viejita.
3. "automovilístico, sin embargo," Aquí pondría un punto y seguido después de automovilistico.
4. exhume y baje con acento en la e.
5. me humilló debido a mi origen indígena, Aunque pudiese ser un motivo de venganza. Tambien podria sonar que al parecer le molestara ser indígena y por eso esta cobrando venganza. No se si me explico. Hasta este momento no habías mencionado el motivo específico pero me seguias teniendo interesada con la lectura.
Lo lei sin esa frase y sigue funcionando. No se que tu opinas.
Buen trabajo. Seguimos leyéndonos.
Coincido. Respecto al punto 5, tal vez se arreglaría cambiando "debido a mi origen indígena" por algo como ", fue quien más me humilló gritándome 'indio'".
EliminarHola Sergio, mis sugerencias:
ResponderEliminar1.- Al inicio en donde dice "le entontré placer" es mejor "encontré placer".
2.-En: me baje del auto y corrí hacia ellos, hace falta acento en "me bajé" y en derribe también hace falta acento derribé.
La historia me gustó mucho, atrapa la atención y como lector quieres saber mas.
Hola Sergio, me gustó tu escrito, sólo sugiero que para mejorarlo narres lo qué paso en la secundaria, qué le hicieron a ese inocente hombre para dedicarse a matar a tanta gente, mencionas que lo humillaron, pero cómo, qué le decían, qué le hacían, por ejemplo en esta parte: Me tomó 12 años estudiar la vida de los que jodieron la mía en la secundaria...QUÉ PASO en la secundaria??? si lo narras, creo darías más elementos de emoción al escrito.
ResponderEliminarO simplemente dar alguna pista más, para que nosotros lo imaginemos. El problema de narrarlo con descripción es que el lector podría comenzar a cuestionar al personaje narrador y se pierde la tensión.
EliminarHola Sergio, me gustó mucho tu cuento. Te dejo algunas sugerencias:
ResponderEliminar1. Creo que nos pudieras decir más del personaje, me gustaría saber o tener un poco más de de información sobre su origen y sus características físicas.
2. También pudieras mencionar la razón por la cual lo molestaban o si sólo era por ser indígena.
3. Mencionas a dos cómplices, uno es su patrocinador y el otro en qué le ayuda. Yo considero que al igual y si no los mencionas en la historia ésta se sostiene, porque el que ejecuta todo es el asesino. Del mismo modo, creo si los omites centras la atención en los asesinatos.
4. Cuando describes los asesinatos nos pudieras decir lo que sus víctimas le hicieron en la secundaria.
5. Me quedé con la duda de si su promesa había sido sólo decapitar a sus ex-compañeros o también la de matar a cualquiera que viera abusando de otro.
El cómplice gordo queda claro. El que despierta más dudas es el patrocinador: aumentar la narración al respecto, mencionarlo antes del cómplice gordo, por ejemplo, o eliminarlo.
EliminarSergio que cuento tan escalofriante, debo reconocer que existe una cuidada secuencia de hechos y gran creatividad para asestar cada golpe fatal en cada caso.
ResponderEliminarProporcionas una ambientación suficiente lo que permite al lector dibujar las escenas.
Desde mi punto de vista no hace falta saber qué le hicieron en la secundaria, es un espacio que el propio lector "llena".
Nota: Creo que no todo público disfruta de las historias sangrientas y me incluyo.
Muy bien. Una de las formas de lograr que un texto como éste sea más escalofriante es precisamente la que usa el autor: anular los sentimientos del narrador (y, también, presente en el American Psycho de Bret Easton Ellis).
ResponderEliminarTengo pocas sugerencias más.
1. Cuántos tenedores encajó en la garganta. La precisión matemática aumenta el terror de la escena (muy utilizada por el mentado Easton Ellis).
2. La última frase no le hace honor al texto. Hay que pensar en algo más rotundo, irónico, directo, metafórico... pero más rotundo. Por ejemplo, "ya tengo mi frac": con que el lector sepa que va a ir, ya le queda claro lo que pasará.