sábado, 7 de diciembre de 2013

Coucheo-cuchicheo


No me voy a levantar. No voy a vestirme. No voy a revisar el carelibro. No voy a abrir los ojos. No me voy a lavar el muelero. No voy a abrir los ojos aunque me joda que la alarma esté suene y suene. No voy a ir con Ganímedes. No voy a dejarme cuchichear o couchearme o cucaracharme o como sepa la madre que se diga. No voy. Y no voy porque las terapias constelacionales o etnodramas melodramáticos o consejos jijuelareputas son para gente débil. No necesito de ningún cabrón que nomás quiere verse y encontrarse en los otros. No quiero que se proyecten en mí como estrategia de moda. Y encima de todo tenga que pagarle. No voy a prescindir de mis prejuicios. La gente que da consejos o que no los da porque dizque logra que los demás lleguen solitos a su propia güevonada no me cuadra. No voy a llorar nomás para darle gusto al puto. No voy a contribuir a la colección de marcos carísimos que legitiman toda esa meritocracia jodida que hace que los débiles afirmen pendejaditas como: “entre más me demore, más cerca estoy de la verdad”. ¡Carajo, como si no fuera suficiente levantarse! No me estoy vistiendo. No me estoy perfumando. No me estoy riendo porque ya miro la cara de agradecimiento del verraco ése. A mí no me jode mi presencia. No estoy subiéndome al carro. No estoy dándole el paso a doña Mariquita, lenta como un becerro recién parido. No estoy llegando a la cita. No son las diez de la mañana. No vivo al pendiente de sus ojos. A mí nadie me observa. Yo no estoy sentado en este sofá rojo carmesí nada más para que el muy cabrón me esté haciendo preguntitas de concurso para tarados. No he cruzado la puerta, ni lo he abrazado. No le estoy respondiendo con mis verdades, pero tampoco le estoy mintiendo. Además, es mi amigo y me conoce y no es ético que sea mi couch. Yo no soy fácil. Por eso no le estoy diciendo que me alegra estar aquí, ni que es una oportunidad única para conocerme. No estoy oliendo el almuerzo. No estoy tomando nota de cada recomendación que supuestamente yo mismo he descubierto. No estoy negándome; por eso, no estoy aceptando que necesito ayuda ni me urge salir de mí mismo. A mí me vale un culo cada comentario, cada pregunta, cada lleva-y-traigo-la-mano-a-la-barbilla que le da un dejo intelectualoide que detesto. Ganímedes no es mi amigo ni mi couch ni mi Psiquistriquis. No me estoy mostrando con cada palabra que digo. No. Yo no soy débil.

-    ¿Y por qué si sabe que no mostrar quién es en realidad no le funciona, se sigue escondiendo?

Ganímedes Romero cree que conoce perfectamente a Cornelio Zavaleta y por eso pregunta como si fuera a revelarle la causa de su tristeza. Ganímedes sigue en frente de Cornelio. Ambos observan los movimientos de la comisura de sus labios. Uno, desde el sofá rojo; el otro, desde el taburete negro. Ninguno es débil. Ninguno miente. Saben que dicen la verdad. Ambos son amigos.
  
Por eso accedí a venir, Ganímedes: porque nos lo debíamos. Gracias por la oportunidad.
-    Tranquilo, hermano. Usted sabe que el coucheo es para abrir los ojos y que una cosa lo lleva a la otra. Incluso si no quiere.

5 comentarios:

  1. Hola Conrado.
    Van mis comentarios a manera de sugerencia.
    1) El primer "no voy abrir los ojos me gusta, pero el segundo lo quitaría, lo leí varias veces y me confunde, me pierdo en la lectura y me hace regresar a leer lo que ya leí.
    2) ...a su propia güevonada no me. Yo pondría una coma después de güevonada.
    3) No voy a llorar nomás para darle gusto al puto. ¿Quién el puto? Gánimedes o el narrador, creo se debe aclarar.

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  2. Hola, coincido con Fabi y en la parte donde dices:
    Ganímedes Romero cree que conoce perfectamente a Cornelio Zavaleta y por eso pregunta como si fuera a revelarle la causa de su tristeza. Ganímedes sigue en frente de Cornelio...
    Pienso que lo dice el narrador, si es así te sugiero que vaya entra comillas o parantesis para que no se confunda.
    Me gustó el texto y mas por las palabras colombianas, saludos :)

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  3. Hola Conrado, de verdad que siempre es grato leerte, me gusta mucho como recreas el lenguaje. Me reí mucho con la historia, y me agradó el ritmo que lleva, cada "no" da la pauta para crear nuevos escenarios. Como única sugerencia a mí me hubiera gustado que la historia terminará en “Yo no soy débil”, porque siento que después de ésta última oración se rompe el ritmo de la narración y la empatía que el lector está teniendo con el personaje.

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  4. Hola Konrad!
    Me gustó el texto, me sentí tan identificado.
    La mayor parte del texto pensé que el protagonista estaba en su casa, pero sorpresita la del final.
    Las frases de "no voy a abrir los ojos" son para reforzar ese sentido?
    Abrazos!

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  5. Don Conrado,
    Muy buen texto colombiano. Me encantó. Nomás el final me pareció un poco flojo (y el "jijuelarreputas" debe llevar doble "r"): tal vez hacer un asunto circular. Que suceda la sesión, con calma, que el lector crea que el parce deja de negarse, y luego salga y lo mismo: no voy a hacerle caso, no estoy saliendo a la calle, no…

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