A TIERRAS
LEJANAS
Érase una
vez la historia de una mujer que viajó a tierras muy lejanas para acompañar a
su marido en una aventura interminable, infinita.
Antes de su
partida, todos sus amigos y familiares llegaron a visitarla y le regalaron
muchas cosas. La mujer empacó todos esos regalos, pero al cargarlos se dio
cuenta de que no podría llevarlos consigo.
Su marido le
había dicho: “Mujer, solo podrás llevar contigo cuantas cosas puedas cargar en
tus manos. La jornada es larga y agotante”.
Habré que
dejarlos, pensó.
Pasó
entonces a pesar sus artículos personales.
Decidió
empacar sus zapatos y sus ropas, pero se dio cuenta que no podía llevarlas
todas.
La mujer,
desesperada, se sentó y pensó.
¿Qué
puedo empacar que solo quepa en mis manos?
Por décadas
sus libros, siempre sus libros, la habían acompañado y decidió que por lo
pequeño de su equipaje solo estos podían ir con ella.
Uff! Al pesarlos sabía que no aguantaría la jornada.
La mujer
empacaba y desempacaba. Una y otra vez y no podía decidir que llevar consigo
que solo sus manos pudiesen aguantar.
Consultó a
sus vecinos. Todos coincidieron con la respuesta. “Lo mejor para el viajero es
un equipaje ligero.”
Se acercó a
sus padres, ellos ya tenían la experiencia de haber viajado a tierras lejanas.
“Así es
hija, lo mejor para el viajero es un equipaje ligero.”
Fue entonces
con sus amigos, esperando encontrar una mejor idea que le dejase llevar una
carga más pesada que pudiese soportar en su viaje, a esas tierras lejanas,
donde sin duda necesitaría de sus pertenencias.
Todas sus
amigas Gloria, Cecilia e Isabel, expertas en viajes largos, coincidieron en la
respuesta: “lo mejor para el viajero es un equipaje ligero”.
¡Demonios! pensó la mujer que deseaba
enormemente poder viajar con todas sus pertenencias.
¿Qué voy
a hacer? Nada de lo que he empacado una y otra vez lo puedo llevar en una
jornada tan larga.
Así que se
puso a cavilar. Tantas cosas cómo puedan cargar mis manos
Definitivamente
eran pocas las cosas que podía llevar en sus manos.
Ciertamente
solo tenía dos manos y podía llevar con ella lo que pudiesen cargar.
Pensó y pensó
por varios días, hasta darse cuenta que lo único que podía llevar consigo eran
sus ideas.
Sí, sus
ideas no pesaban.
Se dio
cuenta también de que mucho podía caber en su corazón y entonces pensó:
Sí, en mi
corazón también caben muchas otras cosas.
¡Qué cosas
podrían caber en el corazón de esa mujer!
Ella decidió
que en su corazón se llevaba a esas tierras lejanas el recuerdo de sus
familiares, especialmente el de su padre y su madre. El cariño de sus hermanos,
los bonitos recuerdos de sus amigos. Descubrió tantas y tantas cosas que su
corazón podría cargar, que se llenó de gozo.
Ya no
necesitaba un equipaje. Su mente y su corazón serían suficientes para enfrentar
su soledad y la nostalgia en esas tierras lejanas.
Ivonne, el escrito me gustó, con fin de mejorarlo creo te pueden servir las siguientes observaciones:
ResponderEliminar1.- Los dos primeros párrafos hacerlos uno sólo, me parece que eso puede ser la introducción al cuento. Al igual quitaría el punto y parte de la parte donde
dice: La jornada es larga y agotante”.
Habré que dejarlos, pensó.
Yo lo dejaría así; La jornada es larga y agotante”. Habré que dejarlos, pensó.
2.-Pasó entonces a pesar sus artículos personales. Yo buscaría otra palabra en lugar de pasó, me suena a cacofonía...pasó, pesar, personales.
3.-Me parece que si añades una imagen puede quedar mejor, considerando que le cuento es para un público infantil, o bueno eso me pareció a mi.
Saludos.
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Comentarios y sugerencias:
ResponderEliminar1.- Tu texto dice Habré que dejarlos, pensó. es mejor TENDRÉ QUE DEJARLOS para una fácil lectura y no se pierda el ritmo.
2.- Dice: Pasó entonces a pesar sus artículos personales.
Decidió empacar sus zapatos y sus ropas, pero se dio cuenta que no podía llevarlas todas. Podrías agregar más artículos como: fotos, libros, anillos, cartas, etc. para no sólo diga ropa y zapatos.
3.-¡Demonios! pensó la mujer que deseaba enormemente poder viajar con
todas sus pertenencias. Es mejor ¡Demonio! como me gustaría viajar con todas mi cosas. (pensó la mujer).
4.- Checar algunos acentos que hacen falta.
Me gustó muchos tu texto... Saludos.
Muy bien. "Tendré que dejarlos" o "Habré de dejarlos".
EliminarHola Ivonne!
ResponderEliminarEl texto me gustó. Con el título sigo pensando en las mil y una noches (no me dejan en paz los estereotipos).
Coincido con Fabiola en el uso de imágenes y en el público infantil.
La segunda parte de la historia podría narrar la aventuras en esas tierras lejanas, contar para qué le sirvieron las ideas.
Abrazos!
No sólo es el título, don Sergio, la misma estructura y estilo se parece a los textos de Las mil y una noches o a los cuentos sufíes.
EliminarMuy bien el texto, buena la intención literaria. Para mejorarlo, sólo hay que echarle cacumen poético a unas cosillas:
ResponderEliminar1. Hay que agregar particularidades descriptivo-emotivas de las personas a quienes la personaje les pide consejo. P.e.- fue a pedirle consejo a su padre, quien se encontraba bajo la enramada de la higuera, como era su costumbre sentarse ahí con un café para mirar caer la tardecita.
2. Dado que todos le responden lo mismo, "viajar ligero", agregar uno o dos párrafos donde la personaje se pregunte a qué se refieren con eso, y contrastarlo con las necesidades materiales que ella ha estado imaginando.
3. Al final, en lugar de mencionar tan sólo "el recuerdo de sus familiares, especialmente el de su padre y su madre. El cariño de sus hermanos, los bonitos recuerdos de sus amigos. Descubrió tantas y tantas cosas que su corazón podría cargar, que se llenó de gozo", aquí es donde retomamos las particularidades descriptivo-emotivas del primer punto. P.e.- el recuerdo de su padre bajo la higuera y el aroma del café cada crepúsculo….