martes, 22 de octubre de 2013

Cadenas


-       ¿Y ahora? ¿Qué hacemos? No sube.
-       No tengo la menor idea...
-       Se derrapa horrible...Nunca va a subir.
-       Pues claro, sin cadenas está imposible.
-       ¿Y de dónde sacamos unas?
-       Pues yo creo que debemos ir a buscar unas, antes de que oscurezca.
-       Yo no voy a dejar el carro solo.
-       Pues entonces voy yo...Pero ni siquiera sé a donde ir.
-       Yo menos.
-       Voy a pedir un aventón.

*
-       Qué bárbara, ¡te tardaste un chingo!
-       Y qué querías que hiciera? Primero tuve que conseguir aventón hasta la gasolinera más cercana a pedir ayuda, en alemán, que dicho sea de paso, no hablo nada, arriesgándome a que me pasara algo.
-       ¿Y dónde están?
-       ¿Qué?
-       ¿Pues que va a ser?
-       ¿Las cadenas? No las traigo.
-       ¡¿Por?!
-       Porque necesito un número que no me sé.
-       ¿Número de que?
-       La medida de las llantas, ¿sabes cuál es?
-       ¡¡Ni idea!!
-       Hay que preguntar.
-       ¿Aquí en medio de la nada? ¿A quien?
-       Ay, olvídalo, voy a pedir ayuda a alguien.
-       ¿Y yo qué hago? ¿Espero otras dos horas? Me estoy cagando de frío!
-       Pues cierra bien y ponte a ver una película.

*
-       ¿Qué pasó?
-       Ya están aquí. El austriaco que me dió aventón me dijo qué eran número 4.6. Ya las compré. ¿Sabes ponerlas?
-       ¡¡¡A huevo que no!!!
-       ¿Y ahora?
-       ¡No sé Carmen!
-       Pues hay que apurarnos porque llevamos tres horas manejando, todavía nos falta un chingo y está oscureciendo y no quiero que corras como siempre. Menos en estas condiciones.
-       No estoy corriendo.
-       Olvídalo. Voy a ver si puedo parar otro coche para que nos ayuden.
-       Nadie se va a parar con esta nevada.
-       Pues tenemos que intentarlo.

*
-       La verdad se portó de poca madre. Dice que lo sigamos hasta la próxima tienda y que ahí nos desviemos a la izquierda.
-       Está nevando cabronsísimo.
-       Pues si, pero ya no nos podemos quedar aquí en medio de un bosque y mucho menos regresar.
-       ¿Aquí?
-       Pues sí, ésta es la desviación.
-       No me hables como si fuera tarado. A ver si sube esta madre.
-       ¡Despacio!
-       ¡Voy despacio!
-       ¡No!¡Vas rapidísimo y no se ve nada!
-       No voy rapidísimo.
-       ¡Cuidado!
-       ¿Qué?
-       Esta curvas están horribles y sólo se ven precipicios allá abajo.
-       Voy bien.
-       ¡Frena!
-       ¡Se derrapa carajo! ¡No puedo hacer nada!
-       ¡Es que tienes que ir despacio!
-       ¿Quieres manejar tú? Seguro lo vas a hacer mejor.
-       Yo no veo nada de noche y me da miedo.
-       Entonces deja de darme indicaciones como lo haces desde hace 15 años.
-       No te estoy dando indicaciones.
-       Me estás diciendo todo el tiempo que manejo horrible.
-       Sólo te digo que con cuidado.
-       Voy con cuidado.
-       Es imposible.
-       ¿Ahora qué?
-       Nada.
-       Puta madre.

*
-       Estuvo cabrón.
-       ¿Y ahora?
-       ¿Qué dice ese letrero?
-       No veo.
-       No, pues así está difícil.
-       ¿Qué?
-       Que lleguemos al hotel. Y a ver si no nos dicen que ya perdimos la reservación. Estoy agotado y me estoy cagando de frío y de sueño.
-       ¿Y yo porqué tengo que saber todo?
-       No. Sólo que yo vengo manejando y no me puedo distraer. Tú debes de checar los letreros y darme las indicaciones.
-       Pero si no veo nada.
-       ¿Qué dice ahí?
-       Ahí dice Sotto il Faro.
-       ¡¡¡Ya nos pasamos!!!
-       ...