- ¿Y ahora? ¿Qué hacemos? No sube.
- No tengo la menor idea...
- Se derrapa horrible...Nunca va a subir.
- Pues claro, sin cadenas está imposible.
- ¿Y de dónde sacamos unas?
- Pues yo creo que debemos ir a buscar unas, antes de que oscurezca.
- Yo no voy a dejar el carro solo.
- Pues entonces voy yo...Pero ni siquiera sé a donde ir.
- Yo menos.
- Voy a pedir un aventón.
- Qué bárbara, ¡te tardaste un chingo!
- Y qué querías que hiciera? Primero tuve que conseguir aventón hasta la gasolinera más cercana a pedir ayuda, en
alemán, que dicho sea de paso,
no hablo nada, arriesgándome a que me pasara algo.
- ¿Y dónde están?
- ¿Qué?
- ¿Pues que va a ser?
- ¿Las cadenas? No las
traigo.
- ¡¿Por?!
- Porque necesito un número que no me sé.
- ¿Número de que?
- La medida de las llantas, ¿sabes cuál es?
- ¡¡Ni idea!!
- Hay que preguntar.
- ¿Aquí en medio de la nada? ¿A quien?
- Ay, olvídalo, voy a pedir ayuda a alguien.
- ¿Y yo qué hago? ¿Espero otras dos horas?
Me estoy cagando de frío!
- Pues cierra bien y ponte a ver una película.
*
- ¿Qué pasó?
- Ya están aquí. El austriaco que me dió aventón me dijo qué eran número 4.6. Ya las compré. ¿Sabes ponerlas?
- ¡¡¡A huevo que no!!!
- ¿Y ahora?
- ¡No sé Carmen!
- Pues hay que apurarnos porque llevamos tres horas manejando, todavía nos falta un chingo y
está oscureciendo y no quiero
que corras como siempre. Menos en estas condiciones.
- No estoy corriendo.
- Olvídalo. Voy a ver si puedo parar otro coche para que nos ayuden.
- Nadie se va a parar con esta nevada.
- Pues tenemos que intentarlo.
*
- La verdad se portó de poca madre. Dice que lo sigamos hasta la próxima tienda y que ahí nos desviemos a la
izquierda.
- Está nevando cabronsísimo.
- Pues si, pero ya no nos podemos quedar aquí en medio de un bosque y
mucho menos regresar.
- ¿Aquí?
- Pues sí, ésta es la desviación.
- No me hables como si fuera tarado. A ver si sube esta madre.
- ¡Despacio!
- ¡Voy despacio!
- ¡No!¡Vas rapidísimo y no se ve nada!
- No voy rapidísimo.
- ¡Cuidado!
- ¿Qué?
- Esta curvas están horribles y sólo se ven precipicios allá abajo.
- Voy bien.
- ¡Frena!
- ¡Se derrapa carajo! ¡No puedo hacer nada!
- ¡Es que tienes que ir
despacio!
- ¿Quieres manejar tú? Seguro lo vas a hacer
mejor.
- Yo no veo nada de noche y me da miedo.
- Entonces deja de darme indicaciones como lo haces desde hace 15 años.
- No te estoy dando indicaciones.
- Me estás diciendo todo el tiempo que manejo horrible.
- Sólo te digo que con cuidado.
- Voy con cuidado.
- Es imposible.
- ¿Ahora qué?
- Nada.
- Puta madre.
*
- Estuvo cabrón.
- ¿Y ahora?
- ¿Qué dice ese letrero?
- No veo.
- No, pues así está difícil.
- ¿Qué?
- Que lleguemos al hotel. Y a ver si no nos dicen que ya perdimos la
reservación. Estoy agotado y me estoy cagando de frío y de sueño.
- ¿Y yo porqué tengo que saber todo?
- No. Sólo que yo vengo manejando y no me puedo distraer. Tú debes de checar los
letreros y darme las indicaciones.
- Pero si no veo nada.
- ¿Qué dice ahí?
- Ahí dice Sotto il Faro.
- ¡¡¡Ya nos pasamos!!!
-
...